En los últimos años se han producido importantes avances para preservar la salud y la seguridad del personal de la Guardia Civil con la dotación de los chalecos antibalas, ya que debido al trabajo que realizamos se hace indispensable su uso, así como que cada Agente tenga el suyo, ya que es un elemento vital para proteger su vida.
No obstante, hay que tener en cuenta que su peso y rigidez pueden limitar el desarrollo de las actividades normales, como por ejemplo a la hora de conducir un vehículo.
En el pliego de prescripciones técnicas publicado en la Plataforma de Contratación del Sector Público, se establecen los requisitos que deberán cumplir los chalecos antibalas externos y con carácter general “No debe molestar al cuello ni axila, permitiendo que el usuario pueda sentarse con comodidad y conducir cualquier vehículo de dotación”.
Por parte de Independientes de la Guardia Civil (IGC) hemos trasladado una queja generalizada sobre los chalecos antibalas a la hora de ir en un vehículo, ya que nos refieren de forma habitual, que no son ergonómicos para su uso en la conducción de vehículos, ya que no permiten conducir con comodidad y el chaleco toca en el cuello, por lo que, ante un accidente o frenazo brusco, se podría ver afectada la seguridad y la salud.
Asimismo, es recurrente la demanda que las fundas de los chalecos sean más funcionales y dispongan de sistema molle, ya que actualmente deben llevar todo el material en el cinturón, por lo que el peso no está repartido y se hace incómodo a la hora de ir sentado en un vehículo, que puede provocar molestias en lumbares o lesiones si se produce una caída durante una intervención o en accidente de vehículo.
Por todo ello, desde Independientes de la Guardia Civil (IGC), hemos remitido estas inquietudes generalizadas con el fin de que puedan ser estudiadas y analizadas, con el objeto de que se puedan minimizar los riesgos laborales del personal de la Guardia Civil.
En Madrid, a 24 de junio de 2024