En los dos últimos asaltos masivos a la ciudad de Melilla perpetrados por subsaharianos armados, nuestros compañeros han tenido que contener la acometida encolerizada de sujetos sin ningún tipo de escrúpulos, pertrechados con armas fabricadas por ellos mismos, con el fin de infligir el mayor daño posible a nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad.
Los enfrentamientos con estos individuos son cuerpo a cuerpo, siendo su primera actuación la de desarmar y posteriormente reducir para evitar que alguno de nuestros compañeros pueda ser agredido por la espalda.
El estado de ira y rabia que los subsaharianos manifiestan en sus ataques con garfios, cuchillas, punzones, palos reforzados con puntas, frente a la débil protección con casco, escudo y defensa maleable, hacen que la actuación tenga que ser los más precisa posible para despojar de estas armas a los agresores, teniendo que en ocasiones, haya que aplicar golpes con la defensa flexible, con la finalidad de que el sujeto desista y suelte sus instrumentos ofensivos.
En otras circunstancias tienen que desarmarlos abalanzándose sobre ellos para conseguir inmovilizarlos, siempre teniendo el debido cuidado para evitar que los agresores, debido a su estado de excitación y agresividad pueda sufrir un shock y por ello se agrave la intervención.
Es en esta última actuación en la que los compañeros se encontraban sin protecciones, frente a los individuos armados, se sufrieron cortes, desgarros o contusiones. Es por ello que, desde IGC, siempre hemos estado solicitando la renovación del material antidisturbios (cascos del año 1988) y la posibilidad de poder usarlo, para evitar estos episodios ya que servirían de factor disuasorio frente al número tan elevado de asaltantes. También queremos aprovechar para dar las gracias a nuestros compañeros GRS, Comandancia de Melilla, Cuerpo Nacional de Policía y Policía Local por su valor en el desempeño de sus funciones, deseándoles una pronta recuperación.
En Sede Central, a 5 de marzo de 2022
Junta Nacional